Siempre usamos sabores para describir placeres, aunque esto siempre parte de la metáfora no hay duda que tanto comer como el sexo son divinos placeres.
Lo más cerca de saborear los jugos de una vagina y disfrutar de los gemido una linda pelirroja es alguna exquisitez culinaria, no es que esto sea parecido, sino que no existen cosas con las cuales comparar las experiencias sexuales.
Por eso siempre usamos la comida como muletilla y un buen recursos para describir. Pero hay cosas que van más allá de cualquier descripción y no es suficiente la narrativa experimentada para plasmarlas en un contexto.
Para eso desde los principios de la escritura, los artistas recurrieron a las imágenes, tal vez ahí nació el famoso dicho…
Como sea, si intentas hacer honor a un momento o emoción, el texto siempre será deficiente, por eso hay que dejar las maravillosas imágenes hagan lo que mejor saben hacer: impresionar los sentidos.
