El porno japonés es demasiado complicado para mentes simples como la mía, cosas como fingir orgasmos en otro idioma y el asunto de ver porno pixelado o sentirme ofendido por algunos vellos púbicos va más allá de mi mundana comprensión.
Sin embargo algunas excentricidades generadas por mentes de ese país terminan por convertirse en cuestiones virales, ha de ser por la bomba atómica.
Cual sea la causa de las buenas y malas perversiones japonesas, siempre alguna termina por monopolizar la atención del público, por grotesco o bien exageradamente morbosa como es el caso.
Lamentablemente la barrera del idioma (que si es una barrera realmente) impide conseguir información detallada en ciertos de casos, por eso solo queda disfrutar sin hacernos muchas preguntas.
Que rico. Me gustaria pasar mi lengua por ahi.