Mujeres: caprichosas y vanidosas. Pero solo hasta el punto que las hace tan diferente a un hombre y nos atrae.
Además que en cierto punto de nuestras vidas empezamos a desarrollar un divino placer al complacer a nuestras queridas chicas, dándole lo que pidan. Zapatos, bolsos, ropa interior y viajes. ¡Eso les encanta a todas!
Se convierte en una práctica común para esposos abnegados, complacer a su mujer… ¡sin embargo! Cuando crees que conoces a las mujeres salta algún sapo y te abofetea por descuidado.
No siempre los caprichos de una mujer van por cosas materiales, algunas piden sexo desenfrenado.
Esto no es extraño para muchos ya que es bien conocido que existen grupos de swingers en todo el mundo donde muchas parejas van y comparten sus esposas y esposos dos o tres veces al año, siguiendo una vida “normal” el resto.
O tal vez alguna que otra pidió que su esposo llevara a un amigo el día de su cumpleaños para tener tanto el culo como el coño ocupado y así duplicar el placer.
No digo que nadie encuentre esto extremo aunque, yo lo cuente de una forma muy natural, pero, ¿si ya te estas cuestionando que tan capaz eres de aceptar intercambios de fluidos de otros hombres dentro de las entrañas de tu mujer? te presento a esta pelirroja que luego de levantarse de la cama lo primero que hace es cogerse unos dos o tres negros bien dotados.
La chica siente caprichos de hombre de color, esto por la fama de la raza en tener miembros más grandes.
Pero su esposo no recata en complacerla como si de zapatos se trata, le lleva cuanta versión de Mandingo encuentre en la calle para que se cojan a su esposa mientras el muy feliz observa. ¡no entiendo por qué esta tan alegre este hombre, la verdad!